Mi perro no cojea pero me han dicho que tiene displasia de cadera. ¿Puede ser correcto el diagnóstico?
La displasia de cadera es una deformidad de la cadera que aparece durante el periodo de crecimiento. La articulación de la cadera está compuesta por una estructura esférica y otra cóncava. Evidentemente, tanto la parte esférica (la cabeza del fémur) como la cóncava (el acetábulo de la pelvis) se han de desarrollar de forma proporcional durante el crecimiento.
En la displasia parece que el crecimiento de las dos estructuras no es proporcional y aparece una laxitud más o menos marcada de la articulación. Esta laxitud se complica pronto con una enfermedad degenerativa articular (artritis) como reacción del cuerpo en un intento de estabilizar la articulación de la cadera.
El grado de cojera depende con frecuencia de la magnitud de la artritis y puede que no esté directamente relacionado con la apariencia de la articulación en las radiografías. Por eso es posible que su perro no presente cojera aunque se aprecie laxitud de las articulaciones en las radiografías. No obstante, la laxitud indica que tarde o temprano aparecerán los cambios artríticos.
¿Cuál es la causa?
Se dice que la displasia de cadera es multifactorial y poligénica; en otras palabras: aunque es hereditaria, hay más de un gen implicado en su aparición. Existen además otros factores como la tasa de crecimiento, el tipo de alimentación o la cantidad de ejercicio.
Si se trata de un problema hereditario, supongo que es más prevalente en unas razas de perros que en otras.
Efectivamente es así y, aunque puede presentarse en la mayoría de las razas, es más frecuente en razas grandes. Pastores Alemanes, San Bernardos, Labradores y Pastores Ingleses son las razas más afectadas, pero hay que tener en cuenta que los perros mestizos también pueden verse afectados.
¿Cuáles son los síntomas?
Los signos más frecuentes son debilidad y dolor en el tercio posterior. El perro parece tambalearse de atrás y evita levantarse desde la posición de sentado. Esta conducta puede observarse en cachorros de pocos meses, pero es más frecuente en perros de uno a dos años.
Algunos perros con displasia de cadera poco evidente en las radiografías pueden desarrollar artritis leve sin que aparezcan signos clínicos hasta que son bastante maduros.
¿Cómo se diagnostica?
Las radiografías de cadera pueden indicar que existe displasia aunque no haya signos clínicos. Es frecuente que el propietario de un perro de raza grande haga una consulta porque su animal tiene problemas para levantarse. El examen clínico puede revelar laxitud de la articulación de la cadera, pero el diagnóstico definitivo se hace siempre mediante radiografías.
¿Cuál es el tratamiento?
El tratamiento depende por completo de los síntomas clínicos y del grado de dolor o incomodidad que muestra el animal. Inicialmente se prescriben antiinflamatorios. Hoy en día existen antiinflamatorios no esteroideos (AINE) muy eficaces que tienen muy pocos efectos secundarios. No obstante, igual que sucede con los AINE en medicina humana, la elección del medicamento ha de realizarse individualmente para cada animal y en ocasiones se han de probar varios fármacos antes de dar con el más efectivo para un individuo en particular.
El tratamiento a largo plazo con estos medicamentos depende del estado general del paciente y algunas veces se recomiendan tratamientos alternativos.
¿En qué consisten estos tratamientos?
La alternativa a los analgésicos y al ejercicio controlado es la cirugía. Esencialmente existen cuatro procedimientos que van desde operaciones bastante simples hasta intervenciones de cirugía mayor, como la sustitución completa de la cadera, como se hace en personas, o un procedimiento denominado triple osteotomía donde se resitúa la concavidad de la pelvis o acetábulo par dar más estabilidad a la articulación de la cadera.
Para recomendar un tratamiento u otro es necesario evaluar cada caso de forma individual.
Mi intención era utilizar a mi perro como reproductor. ¿Puedo hacerlo?
Como ya se ha mencionado se sabe que esta enfermedad es hereditaria. En algunas razas es tan prevalente que sería difícil encontrar un individuo que no presente signos de displasia aunque sólo sea en las radiografías.
En España existe un acuerdo entre algunos clubs caninos y la Asociación de Veterinarios Especialistas en Pequeños Animales (AVEPA) para el control de la displasia. Si un perro quiere dedicarse a la cría se le hacen radiografías a partir de una edad determinada (12 meses en razas pequeñas y 18 meses en razas grandes) y se envían a una comisión de expertos que las evalúa y las clasifica en una escala que va desde la A (libre de displasia) hasta la E (displasia grave). A partir del informe, cada club decide qué grado de displasia acepta en un reproductor. Para reducir la incidencia de la enfermedad en las razas más predispuestas lo más recomendable es seleccionar a una pareja con menor puntuación que la de su perro. De esta manera se reduce la posibilidad de producir cachorros gravemente afectados. Evidentemente, la actitud más ética en razas en las que la enfermedad no es tan frecuente es no cruzar al animal.
Si decido cruzarlo, ¿hay algo que pueda hacer para reducir el riesgo de displasia de cadera?
Existen evidencias de que los perros que crecen muy rápido tienen más riesgo de padecer displasia. Por eso hay quien recomienda alimentar los cachorros de razas propensas con comida de adulto ya que así el animal está bien alimentado pero el crecimiento es más lento. De este modo, los animales alcanzan el tamaño total de la raza pero no tan rápido. También es importante evitar los esfuerzos excesivos, en especial los ejercicios en planos inclinados. Por eso es recomendable evitar que el perro suba y baje las escaleras corriendo.
No es necesario que trate a su cachorro como si fuera un inválido, pero las sesiones de correr o perseguir objetos pueden ser perjudiciales durante su etapa de crecimiento.
¿Hay algo más que deba saber?
Cuando compre un cachorro de una raza predispuesta siempre vale la pena averiguar si los padres han sido radiografiados. De todos modos, hay que tener en cuenta que la herencia no es el único factor implicado y que existe la posibilidad de que padres con pocos signos clínicos produzcan cachorros con displasia de cadera grave.
Una vez reunida la información necesaria, no dude en ponerse en contacto con nosotros y le aconsejaremos a partir de todos los datos disponibles.