¿Por qué se porta mal un perro o un gato?
Los problemas de comportamiento pueden deberse a causas médicas, psicológicas o a una combinación de ambas. Una historia clínica minuciosa, un examen físico completo y una serie de pruebas diagnósticas apropiadas determinarán si hay alguna enfermedad que influya en el problema. Es posible que exista una sola causa en un problema de comportamiento, pero con frecuencia es el efecto combinado del ambiente y del aprendizaje lo que determina la conducta.
Por ejemplo, el animal que tiene miedo a los niños puede empezar a ser más reactivo, irritable y agresivo a medida que aparezcan enfermedades que le produzcan incomodidad o dolor, como problemas dentales o artritis. Si un animal muestra agresividad y aprende que como consecuencia los niños se retiran, es probable que el animal adopte una conducta similar cuando quiera evitar que se acerquen niños.
¿Cuáles pueden ser las causas psicológicas de los problemas de comportamiento?
Cualquier cambio en el ambiente puede contribuir a que surjan problemas de comportamiento: un traslado de casa, un cambio de rutinas, la aparición de nuevos miembros en el hogar (un bebé, un cónyuge o un animal nuevo) o la desaparición de algún miembro de la familia (por ejemplo, cuando los hijos se van de casa) pueden todos ellos tener un impacto dramático en el comportamiento del animal. No todos los animales se ven afectados igualmente por estos cambios, hay que tener en cuenta que pueden existir factores médicos interrelacionados. Por ejemplo, los animales que sufren cambios degenerativos producidos por el envejecimiento se vuelven más sensibles a los cambios en el ambiente y, como respuesta, manifiestan comportamientos más acentuados.
El aprendizaje también desempeña un papel importante en la mayoría de problemas de comportamiento. La teoría del aprendizaje es un tema muy complejo, pero en términos simples implica los procesos de reforzamiento o castigo. Cuando un individuo realiza una acción y las consecuencias resultan desagradables (por ejemplo malestar o falta de atención), las posibilidades de repetir la conducta disminuyen. Este proceso se denomina castigo. Si, en cambio, la acción va seguida de estímulos agradables como comida, atención o afecto (premios), la presentación de la conducta aumenta. Este es el proceso que se denomina refuerzo. Ambos procesos pueden ocurrir involuntariamente, por ejemplo cuando un animal escarba en el cubo de la basura y encuentra restos de comida interesantes, su comportamiento de escarbar el cubo se ve recompensado y es probable que aumente en el futuro. El reforzamiento involuntario puede ser un inconveniente, ya que mantiene los problemas de comportamiento y en muchos casos puede resultar difícil determinar qué es lo que refuerza (premia) la conducta del animal.
¿Qué pruebas pueden hacerse para determinar si hay una causa psicológica?
Conseguir un buen historial es uno de los medios más importantes para determinar la causa de un problema de comportamiento. Esto supone un análisis profundo de la historia médica y del comportamiento en el pasado, incluyendo datos de un posible adiestramiento, de las circunstancias que rodean el problema, de las interacciones diarias con el animal y de cualquier cambio en la rutina. A menudo, el acontecimiento que precipitó el cambio en la conducta es muy anterior en el tiempo y las circunstancias que ahora la mantienen son más importantes.
Basándose en los síntomas del comportamiento que presenta el animal, la edad, el sexo y los resultados del examen físico, el veterinario determinará si hay posibles causas médicas o factores que contribuyan al problema. El diagnóstico de una causa psicológica pura sólo se puede hacer después de haber descartado todos los factores médicos.
¿Qué enfermedades pueden causar problemas de comportamiento o contribuir a ellos?
Entre los problemas médicos que puedan causar o contribuir a que exista un problema de comportamiento se encuentran las pérdidas de audición, visión o de algún otro sentido, alteraciones orgánicas (enfermedades del riñón o del hígado), desequilibrios hormonales, enfermedades que afecten al sistema nervioso, enfermedades del tracto urinario (infecciones, tumores o cristales) y enfermedades o situaciones que provoquen dolor o malestar o que afecten a la movilidad del animal.
a) Cualquier situación que provoque un aumento del dolor o del malestar puede acentuar la irritabilidad, incrementar la ansiedad o el miedo a ser tocado y, en última instancia, provocar un aumento del comportamiento "agresivo". Si los actos agresivos tienen éxito en su intento de eliminar la "amenaza" (y normalmente es así) el comportamiento se ve reforzado involuntariamente. Los problemas médicos que afectan a los oídos y orejas, las glándulas anales, los dientes y encías, los huesos, las articulaciones o la columna (discos intervertebrales) son algunas de las causas más comunes de dolor y molestia. Si la movilidad se ve afectada, el animal puede volverse cada vez más agresivo ya que tiende a amenazar y morder en lugar de retirarse. La reducción de movilidad del animal puede además provocar problemas de eliminación como orinar o defecar dentro de casa.
b) Disfunciones sensoriales. Los animales con la visión o la audición disminuidas pueden ver reducida su capacidad para detectar o identificar estímulos, lo que puede hacer que respondan de forma diferente a órdenes, sonidos o imágenes. El deterioro sensorial es más habitual en los animales viejos.
c) Las enfermedades de los órganos internos, como el hígado o los riñones, pueden causar cambios en el comportamiento, principalmente debido a que los metabolitos tóxicos se acumulan en el torrente sanguíneo. El deterioro de los órganos se da con más frecuencia en animales viejos que en los jóvenes. Cualquier situación médica que provoque un aumento en la frecuencia de la micción o una disminución en el control urinario, como pueden ser las enfermedades renales, las infecciones de vejiga, la presencia de cristales en la vejiga, o los daños neurológicos, pueden potenciar la eliminación inadecuada de orina. De forma similar, los problemas que afectan a la frecuencia de los movimientos intestinales o al control intestinal, tales como las colitis o el estreñimiento, pueden suponer una eliminación inadecuada de heces.
d) Las enfermedades del cerebro y de la medula espinal también pueden producir cambios en el comportamiento y en la personalidad. La epilepsia, los tumores cerebrales, las infecciones y las enfermedades inmunitarias y degenerativas pueden todas ellas afectar directamente al sistema nervioso del animal y por lo tanto al comportamiento. En los animales mayores, el envejecimiento puede tener un efecto directo en el cerebro y producir cambios de la conducta asociados a la senilidad.
e) El sistema endocrino (hormonas) también desempeña un papel importante en el comportamiento. Tanto la hiperactividad como la hipoactividad de cualquier órgano endocrino pueden provocar problemas de comportamiento. La tiroides y la paratiroides (glándulas situadas en el cuello), la glándula pituitaria (en el cerebro), la glándula adrenal (al lado de los riñones), el páncreas y los órganos reproductivos pueden todos ellos padecer diferentes alteraciones (por ejemplo, tumores) que produzcan un aumento o una disminución en la producción de hormonas y, como consecuencia, afecten la conducta. Las probabilidades de que aparezca un problema hormonal aumentan a medida que el animal envejece.
f) El envejecimiento está asociado a cambios progresivos e irreversibles del organismo. Aunque estos cambios a menudo se consideran individualmente, el animal viejo raramente se ve afectado por una sola enfermedad y es frecuente que padezca grados variables de diferentes enfermedades y disfunciones de los órganos. En perros de edad avanzada se han descrito casos de deterioro cognitivo y senilidad que también parecen afectar a los gatos.
¿Qué pruebas hay que hacer para determinar si el problema de comportamiento de un animal es debido a una alteración médica?
- Historia clínica y examen físico
La valoración empieza con una historia clínica y un examen físico minuciosos. También pueden ser necesarias pruebas de laboratorio. En algunos casos se requiere una investigación más profunda y hacen falta exámenes neurológicos, pruebas sensoriales o la derivación del caso a un especialista.
- Tratamiento médico, quirúrgico, dietético o farmacológico
Antes de empezar una terapia de comportamiento debe tratarse cualquier problema médico que se haya diagnosticado. Un cambio en la dieta o un periodo de prueba con medicación pueden ayudar a decidir si existe una causa médica (por ejemplo, una dieta de eliminación puede ser útil para descartar alergias alimentarias). En ocasiones hay que recurrir a la cirugía, como en los casos de tumores o cuando la castración está indicada para reducir conductas hormono-dependientes. Para problemas de comportamiento de evolución muy prolongada o de especial gravedad, el veterinario puede prescribir una combinación de tratamiento médico y de terapia de comportamiento.