La agresividad es el problema de comportamiento más serio y peligroso con el que se puede encontrar un propietario. Es esencial realizar un examen físico completo (incluyendo analíticas de sangre u otras pruebas que el veterinario considere necesarias) para descartar problemas médicos que puedan contribuir a la conducta agresiva y determinar qué tipo de agresividad presenta el animal.
¿Qué es la agresividad por dominancia? ¿Cómo se diagnostica?
Una de las formas de agresividad que se ve con más frecuencia es la relacionada con la dominancia. Cuando el perro adopta el rol de líder o consigue control sobre algún miembro de la familia (u otro perro), cualquier desafío a su posición puede terminar en un episodio de agresión. Los perros utilizan expresiones faciales y posturas corporales (mantenerse erguidos, mover la cola y mantenerla alta, mantener el contacto visual, fruncir los labios, etc.) como señales para mostrar su dominancia. La agresividad hacia miembros de la familia indica un problema de agresividad jerárquica siempre que vaya acompañada de posturas dominantes en una o más de las siguientes circunstancias:
A. Cuando está relacionada con zonas de descanso o de recursos (comida, juguetes)
B. Cuando se desencadena al sujetar, someter o castigar al animal
C. Cuando aparece al mantener el contacto visual con el perro
D. Cuando aparece mientras el propietario manipula al animal (lo levanta, lo acaricia o lo abraza)
E. Cuando está relacionada con algún miembro de la familia en particular
¿Qué es la agresividad por miedo? ¿Cómo se diagnostica?
Este tipo de agresividad aparece cuando el perro entra en contacto con personas u otros animales desconocidos o con los que previamente tuvo experiencias desagradables. Hay perros que se esconden cuando se asustan, pero otros pueden responder de forma agresiva, sobretodo si se encuentran en su territorio, están atados o no tienen escapatoria. La agresividad por miedo se diagnostica cuando se observan posturas corporales que indican miedo, junto a manifestaciones de agresividad. La mayoría de estos casos se pueden tratar con terapias de comportamiento, combinadas o no con la administración de fármacos.
¿Qué es la agresividad por juego? ¿Cómo se diagnóstica?
La agresividad durante el juego se observa principalmente en perros jóvenes y suele ir dirigida hacia personas o animales de la casa.
El juego demasiado agitado, acompañado de intentos de agarrar o mordisquear a las personas o la ropa que llevan, es uno de los signos de la agresión por juego. Aún siendo un comportamiento normal, pueden producirse heridas y si no se maneja con cuidado puede conducir a otras formas de agresión
¿Qué es la agresividad por posesión? ¿Cómo se trata?
Este tipo de agresividad puede dirigirse hacia personas o animales que se acercan al perro cuando este se encuentra en posesión de algo que es muy valioso para él (juguetes, comida, o premios). La protección de las pertenencias resulta útil en los animales salvajes para la supervivencia y el desarrollo, pero no es aceptable cuando se dirige hacia personas o animales en un entorno casero.
La primera parte del tratamiento se dirige a prevenir posibles ataques. Al principio se puede encerrar al perro en una jaula para que no tenga acceso a objetos que pueda coger y proteger. En el caso de perros que protegen su comida, se puede utilizar una comida menos apetecible y alimentarlo en una habitación separada del resto de la familia. En perros que protegen premios y juguetes conviene retirar estos objetos de su alcance y permitirle que acceda a ellos únicamente cuando está solo en su jaula o confinado en una habitación. Cuando el propietario pueda estar supervisando al perro, se puede utilizar una correa larga unida a un collar de cabeza para evitar que merodee por la casa y también para interrumpir de inmediato cualquier intento de coger objetos o escarbar el cubo de la basura. Ocasionalmente se pueden utilizar trampas (alarmas o sabores desagradables) para enseñar al animal a permanecer alejado de algunos objetos, aunque esta técnica no es eficaz si se utiliza como único tratamiento. Finalmente, hay que enseñar al perro a aceptar personas o animales nuevos y a entregar objetos cuando recibe una orden. El objetivo es adiestrar al perro para que aprenda que si "da", recibirá un premio o recompensa más interesante que el objeto que tiene en su posesión. De este modo asocia el hecho de entregar una posesión con ganar algo nuevo, no con perder algo importante.
¿Qué es la agresividad territorial? ¿Cómo se puede tratar?
La agresividad protectora, o posesiva, puede dirigirse hacia otros animales o hacia personas desconocidas que se aproximan a una propiedad del animal (agresión territorial). Por norma general, la agresividad territorial se produce dentro de la propiedad, pero algunos perros pueden intentar proteger a los propietarios en cualquier entorno. Una socialización temprana y un buen control del animal pueden prevenir o reducir al mínimo este problema. Debe empezarse por enseñar a los perros jóvenes a sentarse para recibir un premio cada vez que llega alguien. Para reducir posibles miedos o ansiedades hacia las visitas, hay que asegurarse de que el animal tiene contacto con distintas personas mientras aún es joven y sociable. La mayoría de los perros ladran para alertar a la familia de que hay extraños cerca de la casa, pero si están socializados y bien controlados pueden adiestrarse fácilmente para que se calmen y se relajen enseguida. Si el perro muestra agresividad territorial, lo esencial es mantenerlo controlado, hacer que permanezca sentado durante un tiempo cerca de la puerta y darle un premio cuando se relaje. También en estos casos, la correa y el collar de cabeza suponen una forma rápida y eficaz para asegurar el control.
El readiestramiento se puede empezar mediante un programa de desensibilización y contra-condicionamiento. Inicialmente se presentan los estímulos (gente llegando en coche, gente subiendo el ascensor, gente pasando por delante de la puerta) a baja intensidad, con la finalidad de que cada vez que alguien llegue a casa o suene el timbre, el animal espere una recompensa (juguete, queso, galleta o una sesión de juego) en cuanto deje de ladrar. Una vez que se ha conseguido mantener al perro controlado con las recompensas, se pueden intensificar los estímulos.
¿Qué es la agresividad por predación?
La depredación es la tendencia a perseguir y cazar presas. La conducta depredadora consiste en el acecho, la persecución, el ataque y la ingestión de los animales de presa, pero ocasionalmente se puede dirigir hacia personas o animales domésticos. Aunque el deseo de cazar puede reducirse con el uso de collares de cabeza, combinados con programas de desensibilización y contra-condicionamiento en presencia del estímulo excitatorio, no hay que subestimar la gravedad de este problema. Durante los paseos, es recomendable el uso del bozal a parte del collar y la correa para aumentar la seguridad.
¿Qué es la agresividad por dolor? ¿Cómo se puede tratar?
La agresividad por dolor se manifiesta cuando tiene lugar un contacto o una manipulación que provoca dolor o molestias al animal. Incluso si el perro no manifiesta dolor, hay muchas situaciones médicas que provocan irritabilidad y pueden aumentar la tendencia a mostrar una conducta agresiva. Si el perro aprende que siendo agresivo consigue que se retire el estímulo doloroso o molesto, la agresión puede repetirse en situaciones similares en el futuro, independientemente de si persiste o no el dolor.
El primer tratamiento consiste en resolver la situación médica que da origen al dolor. Después hay que identificar las diferentes situaciones y manipulaciones que provocaron la conducta agresiva en el pasado. Mediante la desensibilización y el contra-condicionamiento, el perro aprende progresivamente a aceptar estas situaciones, al comprobar que no producen malestar sino que llevan asociada una recompensa.
¿Qué es la agresividad maternal? ¿Cómo se puede tratar?
La agresividad maternal se dirige hacia personas o animales que se acercan a la madre con cachorros. Cuando las perras tienen una falsa gestación (pseudogestación, embarazo psicológico) también pueden volverse agresivas y pretenden proteger juguetes o áreas cercanas al nido. Cuando se destetan los cachorros y se esteriliza la perra es más difícil que aparezca la conducta. Durante la situación de riesgo, se puede utilizar un collar de cabeza unido a una correa y la orden "ven" acompañada de recompensas para enseñar a la madre a dejar la camada y poder manipular así a los cachorros. Otra posibilidad consiste en utilizar técnicas de desensibilización y contra-condicionamiento para enseñar a la madre a aceptar la situación.
¿Qué es la agresividad redirigida? ¿Cómo se puede tratar?
De esta forma se clasifica la agresividad dirigida hacia personas o mascotas que no provocaron inicialmente la agresión. Suele ocurrir cuando alguien interviene en una situación en la que el perro está alterado o excitado. Para evitar este problema no se debe desafiar directamente a los perros cuando están demasiado exaltados. Se pueden utilizar alarmas sonoras o correas largas para alejar al perro de las situaciones adversas y si aun así no se consigue calmarlo, es recomendable confinarlo en una zona segura hasta que se tranquilice. Dado que la agresividad redirigida se manifiesta a partir de otros tipos de agresividad, es importante identificar y tratar la causa inicial de la agresión (miedo, defensa del territorio, etc.) y prevenir el problema. Para conseguirlo se debe evitar la exposición al estímulo que incita la agresión. La técnica de desensibilización consiste en exponer al animal a la situación problemática mientras se mantiene bajo control con un collar de cabeza y se le distrae con un juego o una sesión de adiestramiento. La aplicación de esta técnica debe realizarse de forma muy progresiva.
Qué otras formas de agresión puede presentar un perro?
La agresividad asociada a problemas médicos puede aparecer a cualquier edad. Algunas situaciones médicas pueden generar agresividad por sí mismas, pero en la mayoría de casos es la combinación de varios factores de conducta lo que hace que se manifieste la agresión. Se sabe que algunas enfermedades infecciosas, como la rabia, pueden provocar agresividad, pero también algunas infecciones, desequilibrios hormonales, tumores y factores metabólicos y genéticos pueden generar, empeorar o predisponer a una conducta agresiva. Las situaciones dolorosas, como los problemas dentales o la artritis y las enfermedades que producen fiebre, fatiga o deficiencias sensoriales, también pueden aumentar la irritabilidad de los animales.
Es posible que exista una predisposición genética a la agresividad en algunas líneas de determinadas razas. En raras ocasiones la agresividad no tiene una etiología identificable o no puede encontrarse un estímulo en particular que desencadene la agresión. Solamente cuando no existe un estímulo o una causa identificable para la conducta, y tras una investigación meticulosa que incluya un examen neurológico, se puede considerar la agresión como idiopática.
¿Qué es la agresión aprendida? ¿Cómo se puede tratar?
La agresión aprendida es aquella que presentan los perros que se han adiestrado intencionadamente para actuar de forma agresiva ante una orden o en una situación determinada. No obstante, el aprendizaje también es un componente destacado en otros tipos de agresividad. Si un perro aprende que con la agresión consigue eliminar un estímulo molesto, la conducta se va reforzando. Algunas formas de agresividad se ven reforzadas por los propietarios de forma inadvertida: al intentar calmar al animal con caricias y halagos, lo único que consiguen es premiar la conducta. Por otro lado, las amenazas o los castigos por una conducta agresiva pueden hacer que el animal se vuelva más agresivo cada vez que se da la situación.
El tratamiento mediante la técnica de inundación pretende enseñar al perro que el estímulo no está asociado a nada peligroso y que la agresión no conseguirá eliminarlo. No obstante, la técnica tiene algunos riesgos y existen técnicas alternativas, como la desensibilización y el contra-condicionamiento, mediante las cuales el perro aprende que el estímulo no sólo no es peligroso, sino que además está asociado a una recompensa.