¿Qué importancia tienen las cojeras en el cachorro y en el perro adolescente?
Una cojera es una alteración de la marcha y su causa más frecuente es la aparición de dolor en alguna extremidad. Dado que los cachorros y los perros jóvenes son por naturaleza muy activos, la mayoría de las cojeras son transitorias y desaparecen rápidamente con restricción del ejercicio. Sin embargo, algunas causas son más graves y pueden provocar deformidades permanentes o artritis si no se tratan a tiempo. Algunas razas están predispuestas a padecer problemas óseos relacionados con el periodo de crecimiento que, en razas grandes, puede prolongarse hasta los dos años de edad.
Si no se aplica un tratamiento adecuado, los animales pueden llegar a sufrir incapacidades permanentes. Es recomendable llevar al veterinario a cualquier cachorro o perro joven que presente una cojera de más de dos días para establecer la causa del problema. Para ello puede ser necesario hacer análisis u otras pruebas diagnósticas como radiografías o ecografía.
Tengo un cachorro de caniche que parece tener una rodilla desencajada. Supongo que para diagnosticar esto no se necesitan radiografías.
Quizá no sea necesario hacer radiografías para llegar a un diagnóstico, pero sí para evaluar el alcance del problema y decidir el mejor método de tratamiento. En muchos casos se hacen radiografías de la articulación afectada y de la sana para poder compararlas. Por lo general se obtienen distintas proyecciones con la extremidad cuidadosamente colocada y es posible que sea necesaria una sedación o una anestesia general.
¿Qué tipo de problema puede requerir una investigación tan completa en un perro joven?
Los casos más frecuentes son:
1. Displasia de cadera. Es una patología frecuente que afecta a muchas razas. La cadera es una articulación formada por una estructura esférica y otra cóncava que han de crecer de forma proporcional para que la articulación en el adulto esté sana. La displasia de cadera se debe a un encaje defectuoso de las dos estructuras ya sea porque la parte esférica (cabeza del fémur) está mal formada o porque la parte cóncava (acetábulo) es demasiado pequeña. En estos casos es frecuente que incluso animales muy jóvenes presenten signos de artritis. El síntoma más habitual de esta enfermedad es una cojera de las extremidades posteriores con debilidad y dolor que puede aparecer incluso en cachorros de tan sólo 4 o 5 meses.
Se trata de una enfermedad multifactorial en la que la herencia tiene un papel importante. Algunas razas como el Pastor alemán y el Labrador presentan una incidencia muy alta de displasia de cadera.
En España existe un acuerdo entre algunos clubs caninos y la Asociación de Veterinarios Especialistas en Pequeños animales (AVEPA) para el control de la displasia. Si un perro quiere dedicarse a la cría se le hacen radiografías a partir de una edad determinada (12 meses en razas pequeñas y 18 meses en razas grandes) y se envían a una comisión de expertos que las evalúa y las clasifica en una escala que va desde la A (libre de displasia) hasta la E (displasia grave). A partir del informe, cada club decide qué grado de displasia acepta en un reproductor.
El tratamiento a aplicar depende de la gravedad del problema y va desde una simple medicación hasta cirugías realmente complejas.
2. Enfermedad de Perthes o necrosis avascular de la cabeza del fémur. Es otra enfermedad que cursa con cojera de las extremidades posteriores. A diferencia de la displasia de cadera esta enfermedad afecta únicamente razas pequeñas como West Highland White Terriers, Caniche miniatura o Yorkshire Terriers. Se debe a una reducción del aporte sanguíneo a la cabeza del fémur cuando está en crecimiento y, al parecer, es una enfermedad congénita. Los perros afectados responden bien a la cirugía.
3. Displasia de codo. Éste es un término común para un grupo de enfermedades ortopédicas del desarrollo que afectan a la articulación del codo en perros jóvenes. Al igual que en la displasia de cadera, en Gran Bretaña se ha diseñado un programa de erradicación para el cual han de realizarse radiografías de la articulación del codo cuando el cachorro supera el año de edad.
4. Osteocondritis disecante (OCD). Se trata de un defecto en el cartílago que cubre las articulaciones del hombro, el codo, la rodilla y el talón. El tratamiento inicial consiste en reposo estricto para favorecer la cicatrización. Si el reposo no es suficiente se ha de recurrir a la cirugía para eliminar el cartílago lesionado.
5. Osteodistrofia Hipertrófica. Los huesos de las extremidades crecen a partir de unas estructuras anatómicas especiales que se encuentran en ambos extremos del hueso y que se denominan placas de crecimiento. Algunos perros jóvenes de razas grandes pueden presentar una enfermedad inflamatoria muy dolorosa que afecta esas estructuras. La causa no se conoce con precisión, pero se sabe que la sobrealimentación y el exceso de suplementos dietéticos están implicados en esta patología. En general, la enfermedad se resuelve sin más intervención que el tratamiento del dolor, pero en ocasiones puede lesionarse la placa de crecimiento y aparecer deformidades.
6. Panosteítis. Es otra enfermedad inflamatoria de los huesos que afecta a razas grandes. Es más frecuente en machos que en hembras y, a diferencia de la osteodistrofia hipertrófica, afecta toda la superficie del hueso. A veces la cojera pasa de una extremidad a otra ya que se afectan varios huesos a la vez. Parece que se trata de una alteración autolimitante, pero puede reaparecer en cualquier momento durante el desarrollo del hueso (animales en crecimiento). El tratamiento se basa en el control del dolor y la restricción de ejercicio.