¿Qué son y dónde están los ligamentos cruzados?
Los ligamentos cruzados son dos bandas de tejido fibroso que se localizan en las rodillas. Conectan el fémur y la tibia (los huesos que forman la articulación de la rodilla). Un ligamento va de la parte interior al exterior de la articulación y el otro va de la parte exterior a la interior, cruzándose en el medio.
¿Cómo puede dañarse un ligamento cruzado?
La articulación de la rodilla en el gato es una de las más débiles de su cuerpo. Se considera relativamente inestable porque no tiene ningún hueso que la una y aporte fijación. Está formada por diversas articulaciones que la unen, entre ellas los ligamentos cruzados, permitiendo el movimiento adelante y atrás como una bisagra pero restringiendo el movimiento de un lado a otro.
Cuando se produce una torcedura de la rodilla, el ligamento cruzado anterior puede romperse o desgarrarse. Si el ligamento cruzado anterior no está íntegro, se produce una inestabilidad en la rodilla que hará que los huesos se muevan de una manera descoordinada entre ellos. Para el gato será muy difícil mantenerse de pie sin que la articulación se colapse. Cuando esto ocurre, hay mucho dolor y, si no se trata, puede complicarse con lesiones permanentes de la articulación.
¿Cómo se diagnostica una rotura del ligamento cruzado anterior?
Generalmente se relaciona con algún trauma, como un accidente de coche o una caída. En algunos casos, la rotura del ligamento cruzado es secundaria a otra enfermedad de la rodilla, como la luxación de rótula (la rótula se sale de su sitio). La manera más eficaz de diagnosticar una lesión del ligamento cruzado es moviendo el fémur y la tibia de una manera determinada para demostrar la inestabilidad. Este movimiento es conocido como el "movimiento de cajón", debido a que el hueso inferior (tibia) puede moverse respecto al hueso superior (fémur) en un movimiento que recuerda a cuando se abre un cajón. Generalmente, el movimiento del cajón puede demostrarse con el gato despierto. Sin embargo, si el gato presenta mucho dolor, tiene piernas muy musculadas o es agresivo, puede necesitar sedación para examinar la articulación.
¿Puede asociarse a otras lesiones de la rodilla?
Ocasionalmente, las lesiones que causan roturas del ligamento cruzado provocarán también lesiones en uno o ambos meniscos o cartílagos que se localizan entre los huesos de la articulación de la rodilla. Estos meniscos actúan como "amortiguadores de golpes" en las rodillas. Durante la cirugía, los meniscos se explorarán y repararán si fuera necesario.
¿Cómo se trata?
La corrección generalmente requiere cirugía. El cirujano reemplazará el ligamento y estabilizará la articulación para que se mueva bien otra vez. Después de la cirugía, deberá restringir el ejercicio del gato durante varias semanas, aunque para la mayoría de gatos, eso no supone un gran problema.
¿Existe algún tratamiento no quirúrgico para la rotura del ligamento cruzado?
En algunas ocasiones, por determinados motivos, no se aconsejará la cirugía. En estos casos, se recomendará restricción de la actividad, evitando saltos y carreras, durante seis semanas. El problema es que, si el ligamento está roto y no se trata, seguramente desencadenará una artritis en la articulación afectada. Aún cuando realicemos la cirugía, el riesgo de desarrollar artritis existe. Aunque ese riesgo es mucho menor que si se realiza la cirugía.
¿Es un problema la obesidad en estos casos?
La obesidad o exceso de peso es un factor de riesgo muy importante en la rotura del ligamento cruzado. El ligamento puede acabar debilitándose, ya que tiene que soportar mucho peso. Además, existen otras condiciones asociadas con la obesidad que pueden hacer que el ligamento se rompa con más facilidad. La obesidad hará que cualquier recuperación sea mucho más larga, y que la rodilla sea más susceptible a lesiones o roturas en el futuro. La pérdida de peso es tan importante como la cirugía para que el gato vuelva rápidamente a la normalidad, además de ser un medida preventiva contra las lesiones por debilitamiento.